Llevamos más de un cuarto de nuestra vida trabajando por y para la lana, y es un hecho que no dejamos de encontrarnos con personas maravillosas a las que la lana también ha cautivado de forma absoluta y dedican de una u otra forma su vida a ella.
Podríamos relatar aquí la historia de Juan Antonio y Angélica, pero lo dejamos para otro día y hoy os contamos que de nuestra unión, decidimos embarcarnos en dar salida a los descartes resultantes de la selección que llevamos a cabo el día de la esquila.
Lo tuvimos muy claro, había ejemplos en la península y fuera de ella, poco visibles y poco rentables, probamos diferentes productos, texturas (probamos en la tierra ¡ojo! que la lana aún no se come) y lo más importante hicimos analíticas de nuestras lanas para ver si cumplían características como buen fertilizante y zas!!
Sin aditivos, conglomerantes, ni nada de nada, solo lana pura, estos pellets resultan ser una maravilla para las plantas y el suelo.
No era suficiente, acercarlo de una manera fácil y cómoda hasta tu hogar era el reto fundamental y definitivo. Cantando “no estamos locos, sabemos lo que queremos” hicimos posible la compra de la maquinaria que crea estas pequeñas bolitas de lana que hacen magia en tu jardín y en tus macetas.
Desde su llegada y puesta en marcha, no hemos parado de hacer mezclas de lanas, otras analíticas no solo de composición mineral y otras pruebas que realmente te sorprenderían de hasta dónde seremos capaces de llegar con la lana en bruto; pero la clave está en la valentía de decir bien alto y poner en tus manos siempre el mejor producto con seguridad.
Si los has probado, tus plantas y tú sois más felices, si aún no lo has hecho, sinceramente, no sabemos a qué estás esperando, porque la magia surge cuando los utilizas de las mil formas que te explicamos cuando los recibes.
Ya nos contarás y se lo contarás a tus vecinos, pastores, alcaldes y alcaldesas para que entre todas podamos aprovechar cada gramo de lana en espacios públicos y privados.
Un mundo con lana, es un mundo mejor.