Hola, somos Esther y Javier, fundadores de la empresa familiar dLana.
Desde hace más de una década, nuestro respeto por el medio ambiente, los animales y las personas, hace que busquemos soluciones para minimizar nuestro impacto y ante la escasez de alternativas para vestir, decidimos actuar.
En el camino de aprender a coser y volver a tejer… Apareció la lana.
Nos vinculamos de forma especial con la sensación de paz e intimidad que produce tejer, la concentración que requiere, el orgullo y el esfuerzo que supone crear una prenda por uno mismo, así como la explosión de creatividad que se genera en nuestra mente cuando entra en contacto con los hilos y los colores.
Esto no solo nos proporcionaba tiempo personal, también elevaba nuestra autoestima y nos ayudaba a empatizar con el proceso de producción de cualquier prenda, haciéndonos conscientes del trabajo que hay detrás de cada punto.
La lana, una materia prima renovable, que se puede transformar íntegramente, de principio a fin en nuestra península, es la que nos llevó a emprender en el sector lanero y nos enamoró en cuanto descubrimos su historia y sus magníficas propiedades intrínsecas a través de veredas, paisajes, personas y por supuesto, las ovejas.
Los inicios no fueron fáciles y fueron múltiples los errores. Una industria que no ofrecía alternativas para los más pequeños, un sector ganadero con muchas preocupaciones, donde la lana es considerada un subproducto y un problema logístico.
Tras varios años de estudio, contactar con ganaderías, fábricas artesanas y mapear la industria que aún conservamos, nace dLana para cambiar el paradigma de la producción lanera con nuestra visión de futuro y salvaguardar una historia llena de tradiciones y conocimientos.
A día de hoy, dLana crea hilos llenos de belleza y amor que cierran el virtuoso círculo de la lana al que todas pertenecemos.
Hilos de lana natural que huyen de todo aquello que aún siendo lo habitual, hoy sabemos que se aleja mucho de un modelo de vida sostenible y respetuoso. Lanas de mezclas indestructibles o procesadas químicamente. Ovejas criadas de forma masiva y que sufren prácticas cruentas innecesarias que solo miran conservar intacta la materia prima a obtener y no la vida digna que todo ser vivo merece.
Al final, la lana y tejer de forma consciente es para nosotros una filosofía de vida que lo impregna todo.
Somos lo que tejemos.
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