Nuestros productos ofrecen la posibilidad de crear un vínculo entre el campo y la ciudad a través de la unión de diseño y artesanía, creando artículos de alto valor añadido, únicos y duraderos en el tiempo.
Seleccionamos la lana procedente directamente de ganadería trashumante y extensiva porque genera biodiversidad, mantiene los pastos y disminuye los riesgos de incendios, entre otros muchos beneficios. Porque es la forma más ética de manejo del ganado. Los animales disfrutan de una vida al aire libre, respetando su crecimiento y condiciones de vida.
La trashumancia hoy, lejos de ser una reliquia histórica, constituye un patrimonio activo de gran potencia para el conjunto de la ciudadanía.
Nuestra misión es contribuir a la conservación y mejora del patrimonio cultural y natural vinculado a la tradición pastoril.
Las actividades pastoriles y sus derivadas son claves para mantener el medio rural productivo, además de proporcionar elementos de cohesión social e identidad cultural. La cultura trashumante posee un enorme valor etnográfico. Tiene una historia de más de 6000 años y conserva algunas prácticas de manejo tradicional así como innumerables conocimientos del medio natural. Un legado que aún podemos fomentar y proteger.
En dLana, tomamos el compromiso de la búsqueda diaria de procesos y proveedores que sean capaces de asumir nuestros ideales y ofrezcan en sus empresas y servicios la posibilidad de mejorar el cuidado del planeta y las personas.
Por ello, visitamos las ganaderías personalmente y conocemos a las personas y familias que trabajan en ellas, sus dificultades, retos y necesidades, apoyando cada día su actividad y esfuerzo.
Una vez realizada la esquila, la lana en sacos emprende un nuevo viaje hacia su transformación, te lo contamos aquí con más detalle:
El lavado y secado son los primeros procesos tras la recogida. De forma habitual lo llevamos a cabo en Guarda (Portugal) que tras el cierre del lavadero de Béjar, han atendido nuestra demanda de lavar con total trazabilidad nuestras lanas. Realizan una gestión eficiente de la energía que producen y del agua que utilizan, mediante una reducción del agua utilizada por kilogramo de lana y el uso de detergentes biodegradables.
Tras el lavado, la lana viaja de nuevo a diferentes lugares para ser cardada e hilada. En este sentido, en el sector textil lanero en nuestro país, quedan reductos de gran importancia en Béjar, Sabadell, Terrassa, el interior levantino y también otros ejemplos más artesanales en Val de San Lorenzo o Ezcaray. Encontramos también proyectos y pequeñas industrias en nuestros vecinos Francia y Portugal, de gran tradición y con similares problemas. Todos ellos actualmente mantienen el peso de la historia y pueden llegar a ser la lanzadera para la regeneración de la industria lanera del país, sin olvidar la necesidad de invertir en innovación y eficiencia en los procesos.
Por esto y porque compartimos totalmente la definición de artesanía tradicional de la Unesco como: “la manifestación más tangible del patrimonio cultural inmaterial”; desarrollamos todos los procesos de transformación dentro del territorio, apoyando la conservación de la industria textil española y defendiendo la fabricación artesanal como garantía de calidad.
Desde la entrada en las cardas, hasta el retorcido del hilo en los husos, así como el doblado del mismo, requiere de conocimiento, destreza y mucha paciencia.
Como pequeños productores, procesamos hilos exclusivos, trabajando de forma conjunta con artesanos locales y apoyando su renovación y relevo generacional. Nuestros lugares de referencia para la producción de hilatura son Val de San Lorenzo, y Terrassa donde encontramos servicios adaptados a nuestras necesidades.
dLana se nutre de la esencia de la artesanía, histórica y de innovación; sus herramientas, procesos y actitud. Con diferentes familias artesanas, hilamos y tejemos nuestras prendas en pequeñas fábricas que frenan el paso del tiempo cada vez que se ponen de nuevo en marcha.
Este es el origen de nuestras creaciones, una receta que combina tradición, calidad y visión de futuro; y que resulta de nuestro trabajo multidisciplinar y de cercanía en pequeñas fábricas familiares situadas en Béjar, Madrid, Barcelona, Sabadell, Sevilla, Burgos, como principales provincias.
Nos gusta cuidar cada detalle, tanto en nuestras etiquetas que proceden de algodón español, desde el cultivo a su tejido, o los botones de nuestras prendas que pertenecen a una empresa de comercio justo; como en dar visibilidad a las diseñadoras de los patrones con nuestros hilos.
Elaboramos productos con alma, historia y sentido.